EL DIARIO DE MECK: DÍA 10

Día 10: "El caos"

Me armé de valor y fui al local. Costó abrir la puerta, costó entrar, costó todo. La vidriera está rota, tengo que comprar vidrios nuevos. Está todo lleno de tierra, tengo que pasar la aspiradora, o un camión aspirador todoterreno. Hay cosas, cosas y más cosas. 

La puerta de entrada abre hacia adentro y estaba bloqueada por un ropero caído que formando un ángulo de cuarenta y cinco grados con la pared impedía el paso. No lo pudimos mover. 

Julito quería entrar por la ventana. Para eso había que terminar de romper el vidrio porque si no alguno iba a resultar herido. De todas formas yo estaba convencido de que alguno iba a terminar con un tajo en la panza o algo así. Tengo que confesar que me asusté, me entró el pánico, me paralicé. Julito que ya sabe cómo soy siguió como si nada. Terminó de partir el vidrio con una espada de Los Antiguos expuesta en la vidriera que podía alcanzarse a través del agujero. Yo mientras tanto, paradito ahí, miraba todo sin hacer nada, y entraba en pánico. Y que si nos clavamos un vidrio, y que si saltan astillas y nos caen en los ojos, que si pasa alguien y piensa que nos estamos robando a nosotros mismos, y si llama a la policía y nos llevan a la cárcel y nos condenan a cadena perpetua por automanipulación. Qué vergüenza.

Pero no, Julito no piensa esas cosas, Julito salta a la acción directamente, así que hizo lo suyo y una vez que me calmé, entramos. 

Y había gorditos nomás. Conté por lo menos diez. Para esto sí voy a tener que llamar a alguien, no quisiera arriesgarme a que pase lo mismo que con el de casa. 

Como para poder empezar a ordenar necesitamos algunas cosas de casa, mucho más no había por hacer y además hay que ocuparse primero de los Gorditos. Volvimos a casa cansados y llenos de polvo.

Ahora ya estamos bañaditos y Julito me espera para empezar otro capítulo de “Supersujeto”.

Comentarios